El contacto inmediato de la madre con el recién nacido es algo que por siglos ha sido costumbre de distintas culturas, pero esta práctica se hizo menos habitual una vez que se institucionalizaron los partos, hospitalizando a las mujeres para tener a sus hijos.

Hoy en día se atribuyen múltiples beneficios al contacto piel con piel, tanto en el recién nacido como en la madre, y gracias a que cada vez más investigaciones han demostrado la importancia de esta práctica, muchos hospitales ya trabajan para que esto sea posible, incluso en partos por cesárea.

Buscando información para escribir esta nota me encontré con la siguiente cita: “Los psicólogos dicen que hay cinco tipos de idiomas del amor, pero para los bebés recién nacidos, solo se registra uno: el contacto físico.”, y además de ser muy emotiva, tiene base científica, dado que el contacto piel con piel provoca que se libere oxitocina, conocida como la “hormona del amor”.

La liberación de oxitocina actúa en distintos ámbitos. En la madre ayuda a que el útero se contraiga, lo que reduce la posibilidad de hemorragia; también calienta el cuerpo de la madre lo que le da comodidad al bebé, resultando en una disminución del llanto, y tasas más bajas de hipoglicemia. Por otra parte, en el bebé, dispara el instinto de encontrar y agarrarse del pecho, mejorando y promoviendo el amamantamiento.

Tal como mencionamos anteriormente, se atribuyen múltiples beneficios al contacto piel con piel, y gracias a diversos estudios científicos ha sido posible corroborar varios de ellos:

  • Mayor duración de la lactancia materna: estudios con distintos resultados en niños sanos, llegando a una diferencia en la duración de la lactancia de hasta 2 meses mayor en niños que recibieron contacto piel con piel versus los que no lo hicieron.
  • Comportamiento neurosensorial: los resultados obtenidos demuestran menor llanto, mayor tranquilidad y sueño profundo en los niños sometidos a contacto piel con piel con sus padres, en comparación a los que recibieron un cuidado rutinario en cuna.
  • Regulación de la temperatura: se puede concluir que el método permite al recién nacido regular su temperatura más rápido y mantenerla dentro de los rangos normales.

Está muy claro entonces que la conexión física con el recién nacido es muy beneficioso, por lo que no debe parar al salir del hospital. Es en este periodo en que la pareja se puede involucrar, generando espacios de contacto piel con piel. Las parejas, que algunas veces al principio se sienten menos cercanas a sus hijos que las madres, también pueden obtener enormes beneficios. Un estudio del 2011 publicado en The Journal of Perinatal Education reveló que las parejas que practicaron el masaje infantil experimentaron mucho menos estrés que aquellos que no. Y todo el «trabajo» que hay que hacer es la agradable tarea de acariciar y abrazar a un bebé.

Bibliografía:

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